lunes, 14 de abril de 2008

Sin corbata, sueño con tintes de pesadilla

No supe si fue un sueno o me vi envuelto en una nube de rostros de cera que trataban de controlar los aceros de la nave.
No supe si fue un sueno pero mori. Y hoy vivo. Pero ya no sueno, solo duermo y juego con el trompo y el Yo-Yo de madera pesada, de la que dura. Como los juguetes que armaba Don Julian. Si fue un sueno comprendo el sin color del paisaje y el sin sabor del agua de horchata. Si no fue un sueno, no entiendo la lejania de tu sonrisa y el hecho de que no estoy sonando pero te estoy viendo. Esto mas bien parece una pesadilla, pero sin las llamas o demonios que implican tener una. El tiempo marcho muy extrano, una centenar de horas se fueron en dos segundos, y stop, tu cara, tus dientes, tu cabello, ese perfume que te regale en navidad, play, esto definitivamente tiene que ser una pesadilla, pero… una pesadilla informal, juguetona, sin gritos, sin corbata, una pesadilla con litros de lagrimas acidas, secas, con sal, un poco de piquin, sangre y listo. No estamos, estas, no somos, soy. Tus pecas formaban galaxias, de las que vienen dentro de las cajas de cereal. Galaxias latex, de ensueno, de pesadilla, pero sin corbata, informales, de esas pesadillas de verano que se derriten con el calor. Pero sin color. Si es un sueno, sin duda es una pesadilla en blanco y negro. Sin ti, sin mi, sin demonios, juguetona y sin corbata.

Mofa renegrida, de las que se burlan del burlador

Esto parece una broma de mal gusto. El problema es el saber de donde proviene. Esta payasada negra cubierta de vileza sugiere su origen en el destierro.
Este chiste no causa gracia y menos al escondido dentro de mis pieles. Asi como lo lees: pieles; no solo hay una, hay varias. Te preguntaras: es una especie de reptil? una serpiente? un animal proximo a dos quelonios desmejorados? o simplemente un ser que se cree cubierto por una corteza multicolor? El resultado de tales interrogantes lo sabes tu. Tu que te regocigas en el desconsuelo mi torso. Tu sabes quien eres y lo expones sin decoro. Tu te mofas, ries… gritas tu fiesta adversa. Adversa a mi sobriedad, adversa a mi reversa seriedad, adversa a mi figura, adversa a mi falsa sensatez. Tira sobre mi dermis tu jugada y dime si solo consiste en creerte la ausente. Si es asi, lo siento pero esta broma es para ti. De ti para ti. Aunque no se quien pintas, se con lucidez quien pretendes ser. No veo tu rostro, no encuentro el humo… el camino amarillo, ni el rush de tu deporte. Que broma tan pesada, desgraciadamente en mi mundo mando yo, y aqui, aqui que te internaste. Las leyes son las de mis pieles, y la mas gruesa, la de armadillo, la fuerte, me dice que tu broma merece la pena maxima. Piensas que ries, pero lloras, piensas que lloras, pero sangras, piensas que vives, pero he aqui mi broma. Vives, y viviras eternamente, y si el eterno es real, real es mi broma, esa broma de revancha, la cual te marca una corta eternidad en el principo de tu broma, en el destierro. Tu mofa funciono, no para mi, para ti. Mofate de ti y de tu destierro, y cuando mueras, si es que se funde el eterno, muere vestida de negro, tal cual tu broma, tal cual te la regalo. Vive, vive tu burla, esa burla que se rie de su dueno, esa burla oscura, eterna, no para mi, sino para su creador. Tu.

Una figurita en la mesa de a lado de la cama

Tengo una figurita, en forma de árbol
Con la honestidad de la tierra mojada
Del color de tus ojos, cafecitos, bonitos
Una figurita delgada, piadosa, que me vigila
Cuando llueve, se mueve, se esconde
Que figurita más o menos como de papel
Del papel que no se rompe y se queda
Mi figurita no la compre
No me la regalaron
Me la robé
Ahí sigue, en la mesa, a lado de la cama
Y si me preguntas de donde la robe
Te diré que del amor del bueno

La madrugada me jugo una broma

Eran apenas las 9 de la mañana y el pinche timbre no paraba de sonar. Me quité las lagañas, me puse un boxer, y temeroso, muy temeroso, fui a ver quien tocaba insistentemente. ¿Será la policía?, pensé, o mi padre que regresa de su rigurosa caminata dominical. No, no, no. Me acordé que mi jefe acostumbra caminar como a las 6 de la mañana y a las 7 ya está desayunando en el Club de Golf con la puta de mi madrastra. ¡Otra vez el chingado timbre! Me asomé por la ventana y para mi alivio era un trío de fanáticos, ¿cómo se llaman estos cabrones?, ah si, los mentados “testigos de no se que madres”, ándale, eran unos “testigos de... Jehová” que me dieron unas revistitas, dizque para que creciera espiritualmente. En esos momentos lo que necesitaba era una buena dosis de Valium, no esas tonterías, porque la imagen del cuate que atropellé la noche anterior jodía intensamente en mi cerebelo. Sangre, sangre, sangre. La sangre, la pinche sangre, la sangre que estaba en mi coche, la sangre seca en el parabrisas, en la defensa, en el cofre. Esa sangre me tenía paralizado, me aterraba el no saber si aquel desdichado murió o no, ¿tendría familia?, ¿alguien que lo estuviera esperando? ¡Maldición!, ¡¿por qué tuvo que pasarme esto?!

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El teléfono...
- ...Bueno.
- Bruno, pásame a mi papá.
- ...¿Quién habla?
- ¡Ay no mames, soy Fabio! ¡Pásame a mi papá!
- Fabio... estoy sólo... no hay nadie.
- ¿Otra vez te fuiste de fiesta?, te oyes muy mal brother.
- Estoy un poco...nervioso.
- Oye, tengo dos horas esperando al ruco y no llega.
- Creo que se fue al Club.
- Bruno, ¡¿en donde chingados crees que estoy?!
- ¡Bueno pues aquí no está y no estés jodiendo!, ¿y la puta?
- Está en el sauna con las zorras de sus amigas.
- Oye, tengo hambre, ya me voy...si llega mi papá le digo que te llame al celular, ok?
- Sale gay, bye.
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Mi padre no aparecía y yo con el miedo rompiéndome los huesos, huesos ¿eh?, no sabía que hacer. Sólo el podía ayudarme. La noche anterior me había ido de reventón con “El panda” y con “El roger”, la pura banda pesada. Todo comenzó tranquilo, unos cuantos pericazos y un pomo de “Juanito Caminando”, tu sabes, lo normal. Ya entrada la noche, “El panda” sacó unos ácidos, de los del “Gatito Félix”, y los repartió. El loquerón pomperón que nos traíamos estaba realmente de alucín. Luces multicolores mi buen, luces multicolores all fucking night. Ya bien locochones nos lanzamos al “Acrópolis”, un antro techno bien a toda madre. Ahí nos encontramos a Roxana y sus amigas, unas golfas del círculo literario de “El Duke”, un chavo que estudia filosofía que hace unos orgiones que ni Calígula los podría igualar, pero el los llama: “Círculos de retroalimentación literaria”. ¡Círculo mis huevos! “El roger”, dos viejas y yo, nos lanzamos a “El Espectro”, un barecito en donde corre más droga que en Colombia. Después de tomarme una Jaibolito me fui al baño con mi chica en turno, quien con su boca me mostró las estrellas.
- Así, así, así...así mamacita
- ¿Agsí papagcito?
- Ándele chingada, usté si sabe.
Después de un explosivo clímax que sin querer le manchó la blusa a Jennifer, me dispuse a levantar el ánimo con una tachita que se cruzó por mi camino. Al salir del baño, “El roger” se había largado con su vieja y yo me fui con mi nena a dar el rol en mi bólido super cargado. Al primer kilómetro mis neuronas no podían más. Tomado era poco, estaba cruzado, drogado, pasado y todo lo que termina en “ado”. Después de llevar a la araña a su casa, me dirigí a mi cantón, pero al doblar la esquina del parque alguien se me cruzó, y... me lo llevé. No se si lo maté, yo creo que si porque el madrazo estuvo master. El cuerpo hizo piruetas antes de caer sobre el asfalto. De volada me di a la fuga y escondí mi carro en el garage.
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¡El coche, tengo que limpiar la sangre! ¡La sangre, chingao, tengo que limpiar la sangre! ¡Puta madre!, ¡¿dónde estará la manguera?!
¡Otra vez el pinche teléfono!
- ¡Bueno!
- Bruno...
- ¡¿Qué quieres, estoy ocupado?!
- Bruno...mi papá
- ¡¿Por qué lloras cabrón?!
- Mi papá está muerto.
- ¡Eso ni de broma imbécil!
- No Bruno... no es broma
- ¡Ya no mames!, ¡eso no puede ser!
- Sí Bruno, lo atropellaron en la esquina del parque esta madrugada cuando salió a caminar.

domingo, 13 de abril de 2008

Cleto contra el caracol

¡Dominguito! Gracias Diosito por los dominguitos de hueva total –pensaba Cleto-, es hora de fumar un porrito, pisar la arenita en Venice Beach y al termino de la faena, tragar inmensas cantidades de Chicken Nuggets. Otro domingo mas para Cleto y su gran bigote. Eran dos personas, complices, porque quiero que sepan que el bigote de Cleto tenia vida propia, tenia una personalidad arrollante, era un bigote de 30 cm de largo, rebelde, en ocasiones filosofico, que le daba a Cleto una imagen de roquero miembro de ZZ top. Cleto era lo que muchos quisieran ser: libre como una libélula en las playas de Acapulco, con una vida al dia, sin ataduras, sin complejos (aun con su calva brillosa y grasosa se le veia siempre rodeado de buenas nalgas), con unos huaraches de hule que le regalo su madrina Doris, que lo transportaban entre sueños, piedras, realidades rojas-verdes-azules, y por las escabrosas calles de Los Angeles, California. Cleto era: “Lo odio y lo amo”. Cleto era: “Es un wey a toda madre”, “El cabron me chingo mis cigarros”, “Me enseño a surfear de noche bien prendido”. Cleto era un Dios venido a menos en el cielo de la sinceridad, de las cosas asi, asi como son, era la verdad, era el eslabón perdido entre el mediocre y el hombre exitoso felicidad a manos llenas. Ahora vamos al meollo del relato: el caracol. Ese pinche caracol que fue la perdicion de Cleto, ese caracol que le dijo que la vida no solo era lo que veia, sino lo que, con mecanismos babosos y resbalosos, sentia. Era un domingo comun y corriente, un domingo X, como dijera Luisa Fernanda Quiroz, la chica chic que vivia a lado de Cleto. “Un Domingo X”. Pinche vieja guanábana (wannabe). Ese domingo, 14 de marzo de los dos miles y tres. Caminando. Lentes Oakley agandallados de la casa de Martin, chanclas madrina Doris, short con palmeras en los costados, playera blanca cuello redondo a-rru-ga-di-si-ma, pulseritas hippies en la muñeca derecha, reloj Lorus mano sobrante, perjumenes “Hollister”. Danzando por las calles a tomar el autobús. Bien grifo. Pero bien. Estando en la parada sobre “Wilshire Blvd”, bajó la mirada un segundo y vio pasar una motocicleta a toda velocidad sobre la acera. Era una motocicleta con el tanque negro resplandeciente y con una carita feliz pintada a los lados. Lo demas estaba todo cromado. Era una moto tipo renegado. Pero lo mas sorprendente era el tamaño: era una motocicleta diminuta, mas pequeña que el mini celular samsung de Cleto. Era una chingaderita. Mas sorprendente aun era el conductor: un caracol con los bigotes mas largos y chidos que el propio Cleto. Fuck. Loco pero cierto. El caracol, a punto de ser pisado por el huarache de Cleto, se amarró y realizo una maniobra milagrosa en la que rechino llanta y esquivo el pisoton. Pasado el susto, tirado en el piso con unos cuantos golpes en la cabeza (el caracol no llevaba casco), el caracol se levanto como todo un machin, y con voz fuerte le reclamo a Cleto el intento de caracolcidio. Cleto, anonadado por lo ocurrido, y por lo que estaba ocurriendo, penso que si el caracol la habia librado, merecia vivir. Una lagrima se le escapo del ojo rerecho (rojo por la mota), pensando en que ese caracol pudo haber muerto por su reaccion diabolica de pisarlo. Penso en todos los caracoles que habia asesinado en su vida, penso en todas aquellas familias de caracoles que sufrieron por su culpa. Penso que jamas volveria a pisar un caracol. Fue un momento extraño de reflexion, motivado por la soledad que ha cargado en su vida y por el recuerdo de un hijo y una esposa que fallecieron en una explosion de una televisión. Asi como lo leen. La esposa de Cleto y su hijo de 3 años, murieron cuando el televisor exploto por ser sobrecargado con telenovelas baratas mas de 24 horas al dia. No leyeron la advertencia y la tele exploto. Matando instantáneamente a Norma y a Cleto jr, quien estaba dormidito en los brazos de su madre, que irresponsablemente veia la 4 teleserie al hilo. El caracol siguió reclamando, con furia, y Cleto se agachó. Lo recogio en sus manos mientras el caracol trataba de correr. Lo subio a la altura de sus ojos. Se miraron fijamente. Descubrieron que los dos tenian algo en comun: iban lentos. Lentos. Cleto se vio reflejado en ese caracol, quien temeroso imploraba que no lo fueran a matar y que no le quitaran su concha. Asi de inmediato, como un flash, surgio un vinculo amistoso entre la victima y el victimario, que se doblegaba ante un diminuto caracol. Se miraron por horas, por dias, por años, y después, tiempo después, sonrieron como si nada hubiera ocurrido, sonrieron como si se conocieran desde la infancia, como si Cleto fuera un caracol, como si el caracol sintiera en esa mano que lo sostenia, como si sintiera que era aceptado, querido, respetado. El caracol le solicito a Cleto que lo pusiera cerca de una de sus orejas. Cleto lo llevo a su oido izquierdo, el caracol, que nunca dijo su nombre, le dijo con la voz mas dura que pudiera existir: “No soy tu amigo, pero una cosa si te digo, lentos sólo los caracoles”. Cleto no entendia, no salia del estado de shock al recibir imágenes y recuerdos estaticos de toda su vida. El caracol aprovecho ese momento para escapar y brincar hacia los bigotes de Cleto, que fueron creciendo para servirle de escalera al caracol, quien iba rapido, mas rapido, mas rapido, maldición mas rapido, mas rapido. Cleto, se vió en tercera persona, se vio ahí parado, se vio derrotado, se vio morir. Cuando el caracol estaba por subirse a su motocicleta, el cuerpo inerte de Cleto cayó a 12 cuadros por segundo, y los dos murieron juntos. Aun se escuchan diversas versiones acerca de la muerte de Cleto, unos dicen que cometio suicidio bebiendo 20 botellitas de jarabe para la tos, otros dicen que murio de una sobredosis de decepciones, otros dicen que lo mataron en un ajuste de cuentas. Para mi, para mi Cleto murio porque mas lento no se podia ir.

6-2=4

Esta es la amarga historia de un ser de 4 patas que quería tener 6 para alcanzar el amor.

- Señor dame 6 patas, permíteme ser feliz, sólo tengo 4 y así no alcanzaré a ser lo suficientemente bueno para merecer su amor.

- Si tienes la fe del tamaño de un grano de mostaza, cuenta con tu petición.

- Señor, a mi no me gusta la mostaza, sólo la mayonesa.

Tres lunas más tarde, ella, jactándose de sus 6 patas, caminaba por la acera. Él, temeroso, muy temeroso se acerco a ella.

- Permítame usted ofrecerle mi amor, magnifico ser del universo.

- Sólo tienes 4 patas, ¿acaso no vez que yo tengo 6?

- Eso es lo de menos...la Biblia dice: ayúdate que yo te ayudaré...

Desenvainando semejante acero, filoso como un colmillo de pécari, él la tomó de un brazo y de un tajo, certero como carnicero, le amputó dos patas. Ella, sangrando como fuente de parque, sólo alcanzó a decir: la mayonesa tiene mucha grasa, prefiero la mostaza.

- Ahora los dos tenemos 4 patas...amor mío.

Soy Lucas, mas guapo que el pato

Me dicen Lucas, así como el pato de las caricaturas. Solamente que mas guapo. Lucas pues, llega al mundo virtual con algunas letras que se quejaban de estar escondidas en el cajón.

sábado, 12 de abril de 2008

El Flechas

Maldito flechas
Sigues bailando alegre,
tu danza de muerte

Maldito flechas
Sigues jugando recio,
al sicario inmortal

Maldito flechas
Sigues clavando carnes,
con tus puntas de concreto

Maldito flechas
Sigues bebiendo poros,
bincando suenos y esferas,
rompiendo camas inmorales,
quemando castillos de tinta,
tirando fierros con saliva,
robando aromas y regaderas,
corriendo autos en volcanes

Sigues maldito flechas,
como todo un arquero resentido
Sigues

jueves, 10 de abril de 2008

El Auto

Esto que te cuento realmente sucedió. Eran las nueve de la mañana en junio, allá por la época de las manzanas en conserva y los elotes con mayonesa. Me levanté y como de costumbre me preparé mis Lucky Charms con leche descremada y un buen de azúcar. Mientras disfrutaba mi desayuno, en mi cabeza seguía la imagen del auto que me estuvo molestando toda la noche. Nunca había tenido un sueño tan extraño como ese: un auto amarillo, un Volvo cuatro puertas que tenía vida propia, un auto que había aparecido en mi recamara, con pijama y toda la cosa, queriendo formar parte de mi familia de duendes. Raro, un sueño raro.

Terminé mi cereal, me tomé hasta la última gota de leche azucarada, me puse mi atuendo de los martes y mis botas espaciales. Era un día no normal, era el día en el que iba a recibir mi premio al duende más triste del año. Genial, diría mi padre.

Cuando abrí la puerta de la casa ¡Ahí estaba el auto! ¡El auto con el que había soñado la noche anterior! Me quede boquiabierto, en shock. Y como si nada se acercó el amarillo con llantas. Me saludó y me dijo que sólo quería platicar conmigo unos años.

Hablamos un poco y me invito a subir. Subí, con miedo pero subí. Por dentro era diferente, era un auto con tintes de nave espacial. Con controles extraños, con mangueras que transportaban un líquido viscoso parecido a una gelatina derretida de sabor frambuesa. Que auto tan raro, un auto raro. Tenía el aire acondicionado mas fuerte del continente, parecía un congelador. Solicité un aumento en la temperatura y en un abrir y cerrar de ojos el auto se convirtió en un festejo playero. Del techo del auto salió una especie de sol, una estrella, como un foquito incandescente, más bien.

Un motor de 20 cilindros con más de 1500 caballos de fuerza. Y enfilamos a la carretera. Me sentía extraño. Siempre he sido un duende muy conservador, muy cauteloso, muy callado, muy, así, muy así. Y así, con cautela, le pedí al auto que me dijera su nombre, a lo que me respondió: “llámame Pacino”. Sonreí, y el auto molesto, me regañó con el claxon y me pidió que no me burlara de su nombre. Me explicó que su padre siempre había querido tener un auto varón para ponerle como su actor favorito. Y después de varias camionetas, por fin llegó Pacino, Al.

Raro. Estaba platicando con un auto. Loco. Por un momento pensé que seguía soñando, pero cuando llegamos a la estación de servicio y compré un par de donas, supe que era lo que era, que era un día no normal. Que no era un sueño, ni una película mal editada con música hipócrita de fondo. Era solamente un día con un auto que hablaba.

Llenó el tanque, arrancamos con rumbo desconocido, o por lo menos para mi era desconocido. Pacino me comentó que ya nos habíamos visto anteriormente. Me confesó que se dedicaba a exportar tristezas a países felices. Me dijo que era un buen negocio, pues las bolsitas de lágrimas con sal, se vendían como pan caliente. Buen empresario Pacino, buen.

Me dijo que había estado explorando mis malos ratos. Me pidió que fuéramos socios. Me confesó que tristeza como la mía, jamás la había visto, y me aseguró que era algo con lo que podíamos ganar mucho dinero.

De inmediato le dije que mejor hiciéramos un trato. Le ofrecí que por un segundo diera vuelta al volante, y regresara por el camino del atrás, por la colina del regreso. Se que era un camino muy peligroso, pero así de pronto, sólo quería verte. Arriesgado, comentó. Haremos el intento.

Al llegar a la entrada del camino, me coloqué un chaleco blindado para protegerme de los apretones del pasado, esos que te dejan sin aire, y sin poder pensar. Te pueden dejar loco de por vida.

La otra parte del trato, me pidió Pacino, será que veas lo que no hiciste, que te des la mano una y otra vez. Que te saludes, y te des golpecitos en el hombro, burlándote de lo mal que jugaste, atrás, allá atrás. Me pidió que al verte, me quedara sin hablarte, sin darte excusas. Trato hecho.

Llegamos, y al verte, el chaleco no soporto. Y aquí estoy, contándote esta historia, que te juró que pasó.

martes, 1 de abril de 2008

Sustantivo

A mi chaparra

EN MI VOCABULARIO
TU NOMBRE DISIMULANO ESTAR EN CONTUBERNIO
CON EL DRASTICO SEGMENTO
ENTRE NUESTROS DISPARATES

EN MI VOCABULARIO
TUS LETRAS SON DOCTRINAS
EDICTO DE UN AMOR
COMPLEJO MAS QUE LIBRE
ATADO Y FIJO A UN TIEMPO

EN MI VOCABULARIO
EL ACENTO Y TU ALIENTOI
MPRIMEN VERDADES ROTAS
MARCANDO HOJAS Y ANSIEDADES
DOLOROSAS POR ACCIDENTE

EN MI VOCABULARIO
Y ASI EN MIS LATIDOS
SOLO EXISTES TU
SIN DICCIONARIO QUE EXPLIQUE
LOS GRITOS DE LA TINTA
QUE ACARICIA TU SIGNIFICADO
INMORTAL Y CONSTANTE
EN ACETATOS CON PASIONES
QUE PROCLAMAN Y RECLAMAN
UN SIN FIN DE VERBOS PRIMITIVOS
Y UN SUSTANTIVO QUE ACUSA
EL NO ESTAR A TU LADO