lunes, 14 de abril de 2008

La madrugada me jugo una broma

Eran apenas las 9 de la mañana y el pinche timbre no paraba de sonar. Me quité las lagañas, me puse un boxer, y temeroso, muy temeroso, fui a ver quien tocaba insistentemente. ¿Será la policía?, pensé, o mi padre que regresa de su rigurosa caminata dominical. No, no, no. Me acordé que mi jefe acostumbra caminar como a las 6 de la mañana y a las 7 ya está desayunando en el Club de Golf con la puta de mi madrastra. ¡Otra vez el chingado timbre! Me asomé por la ventana y para mi alivio era un trío de fanáticos, ¿cómo se llaman estos cabrones?, ah si, los mentados “testigos de no se que madres”, ándale, eran unos “testigos de... Jehová” que me dieron unas revistitas, dizque para que creciera espiritualmente. En esos momentos lo que necesitaba era una buena dosis de Valium, no esas tonterías, porque la imagen del cuate que atropellé la noche anterior jodía intensamente en mi cerebelo. Sangre, sangre, sangre. La sangre, la pinche sangre, la sangre que estaba en mi coche, la sangre seca en el parabrisas, en la defensa, en el cofre. Esa sangre me tenía paralizado, me aterraba el no saber si aquel desdichado murió o no, ¿tendría familia?, ¿alguien que lo estuviera esperando? ¡Maldición!, ¡¿por qué tuvo que pasarme esto?!

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El teléfono...
- ...Bueno.
- Bruno, pásame a mi papá.
- ...¿Quién habla?
- ¡Ay no mames, soy Fabio! ¡Pásame a mi papá!
- Fabio... estoy sólo... no hay nadie.
- ¿Otra vez te fuiste de fiesta?, te oyes muy mal brother.
- Estoy un poco...nervioso.
- Oye, tengo dos horas esperando al ruco y no llega.
- Creo que se fue al Club.
- Bruno, ¡¿en donde chingados crees que estoy?!
- ¡Bueno pues aquí no está y no estés jodiendo!, ¿y la puta?
- Está en el sauna con las zorras de sus amigas.
- Oye, tengo hambre, ya me voy...si llega mi papá le digo que te llame al celular, ok?
- Sale gay, bye.
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Mi padre no aparecía y yo con el miedo rompiéndome los huesos, huesos ¿eh?, no sabía que hacer. Sólo el podía ayudarme. La noche anterior me había ido de reventón con “El panda” y con “El roger”, la pura banda pesada. Todo comenzó tranquilo, unos cuantos pericazos y un pomo de “Juanito Caminando”, tu sabes, lo normal. Ya entrada la noche, “El panda” sacó unos ácidos, de los del “Gatito Félix”, y los repartió. El loquerón pomperón que nos traíamos estaba realmente de alucín. Luces multicolores mi buen, luces multicolores all fucking night. Ya bien locochones nos lanzamos al “Acrópolis”, un antro techno bien a toda madre. Ahí nos encontramos a Roxana y sus amigas, unas golfas del círculo literario de “El Duke”, un chavo que estudia filosofía que hace unos orgiones que ni Calígula los podría igualar, pero el los llama: “Círculos de retroalimentación literaria”. ¡Círculo mis huevos! “El roger”, dos viejas y yo, nos lanzamos a “El Espectro”, un barecito en donde corre más droga que en Colombia. Después de tomarme una Jaibolito me fui al baño con mi chica en turno, quien con su boca me mostró las estrellas.
- Así, así, así...así mamacita
- ¿Agsí papagcito?
- Ándele chingada, usté si sabe.
Después de un explosivo clímax que sin querer le manchó la blusa a Jennifer, me dispuse a levantar el ánimo con una tachita que se cruzó por mi camino. Al salir del baño, “El roger” se había largado con su vieja y yo me fui con mi nena a dar el rol en mi bólido super cargado. Al primer kilómetro mis neuronas no podían más. Tomado era poco, estaba cruzado, drogado, pasado y todo lo que termina en “ado”. Después de llevar a la araña a su casa, me dirigí a mi cantón, pero al doblar la esquina del parque alguien se me cruzó, y... me lo llevé. No se si lo maté, yo creo que si porque el madrazo estuvo master. El cuerpo hizo piruetas antes de caer sobre el asfalto. De volada me di a la fuga y escondí mi carro en el garage.
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¡El coche, tengo que limpiar la sangre! ¡La sangre, chingao, tengo que limpiar la sangre! ¡Puta madre!, ¡¿dónde estará la manguera?!
¡Otra vez el pinche teléfono!
- ¡Bueno!
- Bruno...
- ¡¿Qué quieres, estoy ocupado?!
- Bruno...mi papá
- ¡¿Por qué lloras cabrón?!
- Mi papá está muerto.
- ¡Eso ni de broma imbécil!
- No Bruno... no es broma
- ¡Ya no mames!, ¡eso no puede ser!
- Sí Bruno, lo atropellaron en la esquina del parque esta madrugada cuando salió a caminar.

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